lunes, 1 de agosto de 2011

Ábrete sésamo

Esta mañana volviendo a Almería desde Sevilla, me ha ocurrido algo muy curioso a la vez que ridículo que me ha hecho plantearme hacia donde estamos progresando… Lo ocurrido es lo que os relato a continuación:

Circulaba en mi coche por la A-92 cuando he parado a repostar gasolina. Me coloco en el surtidor correcto, paro el coche, me pongo un guante, quito el tapón del depósito, introduzco la “manguera” y mantengo pulsado el gatillo del boquerel hasta alcanzar una cantidad equivalente al dinero que había en mi bolso, cuando termino realizo las mismas maniobras en sentido inverso, cierro el coche y me dispongo a pagar. Hasta el momento todo normal como podéis observar, la paranoia viene a continuación cuando llego a la zona de pago. Justo al entrar me paro delante de las puertas pero estas no se abren, me retiro un poco y me vuelvo a acercar por si el sensor no ha captado mi presencia, pero nada, me muevo a derecha e izquierda y sigue sin ocurrir nada, por lo que me acerco a la zona de la caja desde el otro lado del cristal para avisar al encargado de que las puertas no funcionan, pero está ocupado con otros clientes y no me ve. Regreso a la puerta en mi afán por pagar la gasolina repostada mientras pienso como ha podido estropearse si hay gente dentro, e incluso mi yo cinéfilo se plantea la posibilidad de que este sucediendo un atraco…

De nuevo en la puerta miro hacia arriba para comprobar que estoy debajo del sensor y… Sorpresa! No hay nada! No eran automáticas!!! Solo tenía que empujar levemente con la punta de mi dedo y TACHÁN puerta abierta!

No soy capaz de describiros la sensación que me embargó en ese momento, primero sentí vergüenza que me llevó a cerciorarme de que nadie me hubiera visto y se estuviera descojonando a mi costa (algo que por otra parte, sería lógico), luego me hizo gracia por lo que entré riéndome sola a pagar (por lo que si el dependiente me había visto en algún momento debió pensar que estaba loca de remate) y por último preocupación… Es cierto que yo iba embaucada en mis pensamientos, pero, ¿podría llegar el momento en el que estemos tan evolucionados en la comodidad y el automatismo de todo lo que nos rodea que seamos incapaces de abrir una puerta, subir unas escaleras o girar una manecilla para abrir un grifo?
Quizás penséis que simplemente ha sido un momento estúpido causado por el grado de distracción del momento y no por la evolución de la humanidad hacia la pérdida de sus capacidades innatas, pero puedo aseguraros que me he sentido como un extraterrestre al que le enseñan por primera vez como funciona una batidora.

Aclaración: No estoy en contra de los avances tecnológicos ni mucho menos, creo que son necesarios a la vez que inevitables, solo que a veces, da miedito.

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